Para retrasar el avance hacia la muralla de un posible enemigo que, entre otros ardides, utilizase la guerra de minas, se concibió establecer un sistema de contraminas y pasadizos. Las contraminas del frente de tierra consisten en galerías subterráneas terminadas en pozos llamados hornillos, que cargados con pólvora harían saltar por los aires a los atacantes que acamparan los glacis y, también, para anular las galerías que hacia la muralla recorriese el enemigo.
Todavía se conservan partes de estos conductos, con sus respiraderos que salen a la bahía y otras salían a santa María del mar, estas cuevas fueron lugar de correrías infantiles hasta fecha reciente. La entrada principal de las contraminas o Cuevas de María moco está situada en la base del torreón y aún son visibles algunos respiraderos.
Con motivo de construcciones en Bahía Blanca y Santa María del mar de descubrieron trozos de conductos que por otra parte, son una obra de arte notable. Pero quien quiera saber cómo eran en su totalidad estas galerías, no tiene más que visitar el Museo de las Cortes. Levantando los glacis las encontrará reproducidas fielmente. Merece la pena la visita.
Cuando terminó la vida útil de estos túneles, fueron ocupados por gente de mal vivir, la ocupación de estas galerías por personas de clase baja tiene tradición. A principios del siglo pasado el guarda de las murallas le contaba al ingeniero de la plaza de que continuamente veía entrar y salir gente de las bocas de las minas a muchachos, zagalones y hombres de mala facha, con faroles, linternas y hachones de viento, tomando conocimiento de sus direcciones. Esto se debía a que muchas de las personas usaban las galerías como hogar, escondrijo y almacenaje de material robado o para el contrabando.Los sacos de sal era uno de los productos usados para el matute en esas fechas.
La leyenda cuenta que el nombre de María Moco se debe a cierta infeliz que allí vivía. En las siguientes fotos tenemos ejemplo de las personas que habitaban estas galerías una vez fuera de servicio. © Autor: Oscar A.C.V.
Muchas de las modernas fortificaciones abaluartadas edificadas a partir del siglo XVI ya contaban con contraminas. O sea, no esperaban a que el enemigo iniciara el minado para ponerse manos a la obra, sino que las fabricaban a la par que el edificio, cubriendo todos los ángulos posibles por donde pudiera venir la cava adversaria. Para ello, se realizaban túneles subterráneos que partían desde el terraplén de los baluartes, y desde cada túnel salían diversos ramales en las direcciones que se consideraban más adecuadas.
Otro método era abriendo galerías paralelas al camino cubierto, junto a la contraescarpa del foso, de la cual partían los diferentes ramales. No se hacían circunvalando todo el recinto, sino por tramos a fin de que, si el enemigo se hacía con ella, no tuviera así vía libre para invadir el foso por donde mejor le viniera, o las usara para minar la misma fortificación.
Terminar comentando que no se deben confundir minas y contraminas, que me temo que más de uno las tienen por la misma cosa.
La contramina es la galería o mina defensiva que construía el sitiado para anular o dar encuentro a la mina enemiga.
La mina, es la galería ofensiva que construía el sitiador o atacante para llegar desde ella a la base de la muralla, torre o fortificación.
© Autor: Oscar A.C.V.
Una aspillera (también llamada arquera, saetera, lancera, tronera o ballestera) es una abertura vertical, fina y profunda, practicada en algunos muros o murallas defensivas, así como en las torres de los castillos o incluso en algunas almenas, permitiendo entrar, disparar, ventilar o vigilar.
Para facilitar este fin la delgada ranura se ensancha hacia el interior, de modo que se facilita su finalidad y a la vez protege al arquero o ballestero mientras que éste lanza los proyectiles. Algunos diseños, para ampliar el ángulo horizontal de batida, se ensanchan en su base, incluso presentando en ocasiones un hueco circular.
Con la aparición de una nueva arma de tiro, la ballesta, el diseño de las aspilleras evolucionó, adaptándose por tanto a las necesidades y adquiriendo así la forma de una cruz.
© Autor: Oscar A.C.V.
En estas galerías subterráneas conocidas en nuestra ciudad con el nombre de cuevas de María Moco, hay varios pozos que pueden ser muy peligrosos y proporcionar un disgusto con fatales consecuencias, pues son muchos los curiosos que visitan dichas cuevas. El pozo está situado en el ángulo derecho de las galerías y tiene más de 25 metros de profundidad. Con la oscuridad es muy fácil que cualquier persona caiga en dicho pozo con trágicas consecuencias, se dice que en el pasado varias personas cayeron en estos pozos y no se pudieron rescatar, la autoridad de dicha época puso rápido remedio a la situación tapiando las entradas.
Hoy en día, existen mas peligros en estos túneles, debido a la reurbanización de los glacis (Bahía blanca, Santa María del mar, etc.) que han destruido parcialmente estos túneles y las canalizaciones del alcantarillado, gas, etc. Que producen gases inflamables y nocivos.
© Autor: Oscar A.C.V.